¿Qué convierte a alguien en un fotógrafo artÃstico? ¿Serán los premios que ganó? ¿El equipo que posee? ¿Las exposiciones que realizó o los libros que publicó? En mi percepción, el criterio más importante es la capacidad de alguien para elegir los trozos de realidad que filtra a través de su sensibilidad.
Las elecciones de escena son a menudo subjetivas, inconscientes y llenas de dudas. Sin embargo, el fotógrafo las necesita para mantener su relación con el mundo. Todo este ecosistema de formas, colores y texturas ofrece una mejor comprensión de la realidad. La fotografÃa cotidiana es una especie de mapa contemporáneo que nos ayuda a comprender la realidad. Algunas personas prefieren ver documentales, otras leer libros históricos, pero algunos artistas buscan una interpretación en la percepción visual y cotidiana del mundo.
Zuleika de Souza es una fotógrafa que está pegada a la vida cotidiana. Su mirada ofrece al espectador casi un inventario de los momentos más efÃmeros, desde las tardes de té y torta, los paseos por la calle, hasta la comida fresca lista para ir al horno. Este interés ligero y sin pretensiones crea un ambiente tranquilo y acogedor. Huyendo del desorden, sus fotos transpiran una sencillez casi rural. Vivir en la sencillez parece ser la brújula de su obra.
Estamos acostumbrados a vivir apurados, compitiendo con máquinas y robots que ansÃan libertad y autonomÃa, pero las fotografÃas de Zuleika de Souza parecen indicar que esa libertad puede estar en otros lugares y alcanzarse a otro ritmo.
