El impresionismo fue un movimiento artístico que surgió en Francia durante la segunda mitad del siglo XIX. El nombre del movimiento deriva de la obra “Impresión, Amanecer” (1872), de Claude Monet, según el diccionario de términos literarios de Moisés Massaud (2002).
El mito de la representación figurativa en la pintura era dominante en ese momento. Los impresionistas subvirtieron esta regla para representar mejor la luz y el movimiento de la naturaleza. Las fotografías de Lucas Moutinho parecen una reflexión sobre este tema. Al igual que la pintura, la fotografía también padecía la obligación de representar la verdad y la realidad. Las fotografías del artista transportan nuestra mirada a otros lugares de la experiencia artística. Allí podemos percibir colores, manchas, luces y contrastes y podemos olvidarnos por un rato de la figura objetiva.
El fotógrafo eligió como temas los paisajes, la arquitectura de Brasilia y los autorretratos. En estas fotografías es posible observar varias etapas de abstracción, en las que el paisaje parece ser un lugar donde las imágenes se desintegran casi por completo. El fracaso del esfuerzo por representar la realidad va mucho más allá de la fotografía. Es un recordatorio constante de que lo que vemos, de hecho, es un rayo de luz que pasa a través de nuestros ojos, es interpretado por el cerebro y construye la impresión de una imagen.
Este proceso está mediado por el inconsciente. En otras palabras, es posible que otras personas nunca vean la imagen que nosotros vemos. El mito de la representación realista en la fotografía es una fábula más sobre el propósito de comprender la realidad, y Lucas Moutinho nos ayuda a ver más allá.
