La pandemia de la COVID-19 abrió un espacio para reflexionar sobre el significado de cuidar. La necesidad de suspender varias actividades, rutinas y encuentros físicos estimuló la reflexión sobre nuestro estilo de vida y su impacto en la naturaleza y el planeta. Vivir desconectado de la naturaleza, consumiendo alimentos procesados, adoptando rutinas de trabajo exhaustivas, sin el apoyo de una red de amigos y relaciones sociales tiene graves consecuencias.
Sin embargo, tenemos varios ejemplos de comunidades nativas que conviven en mayor armonía con la naturaleza. En las fotografías de Tarso Sarraf vemos cómo esta forma de vida corre un grave peligro de desaparecer, cuando, en realidad, puede ser una de las soluciones a los problemas descritos anteriormente.
Desafortunadamente, dado que viven desconectados del resto de la población, son menos inmunes a los virus. Por eso las epidemias han diezmado durante los últimos siglos a las primeras naciones de América. La actual pandemia se tradujo hasta ahora en decenas de muertes traídas por personas no indígenas a las comunidades nativas.
Aunque los forasteros transmiten enfermedades a las comunidades nativas, las autoridades estatales no brindan asistencia médica. Las fotografías de Tarso Sarraf contribuyen a comprender el impacto de las lógicas coloniales y capitalistas en la salud pública y la supervivencia de las primeras personas.
El estudio de los saberes tradicionales nativos no debe ser solo una forma de entender su cultura, sino que debe contribuir en la elección de un estilo de vida más saludable, en contacto con la naturaleza y la comunidad. Hay signos claros de que nuestra cultura urbana está rota, pero la pregunta sigue siendo: ¿cómo lograremos una sociedad más sostenible en el futuro?
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