En las fotos de Emanuel Lavor, el fluir de la vida cotidiana, enredado con su interés por la fotografía analógica, abre un espacio para los experimentos fotográficos. La elección de esta técnica revela su interés por trabajar con una estética nostálgica y su preferencia por un ritmo de producción más pausado.
El estado de placer según el psicólogo húngaro Mihaly Csikszentmihalyi es sinónimo de la pérdida de la autoconciencia, la distorsión de la percepción del tiempo, además de una profunda integración entre cuerpo y espacio.
La inmaterialidad de la obra de arte contemporánea se convirtió en objeto de experimentación artística desde la segunda mitad del siglo XX y dio lugar a una reflexión sobre los espacios abstractos. En este contexto, el fotógrafo parece seguir el mismo camino al desmaterializar la fotografía.
Sin embargo, mucho antes, muchos fotógrafos intentaron representar el “instante fotográfico”, la capacidad técnica para capturar la realidad en el menor tiempo posible. Un ejemplo es “El caballo en movimiento”, una foto tomada por Eadweard Muybridge en 1878, que demuestra la forma en que los caballos mueven los pies durante las carreras. En las fotos de Emanuel Lavor, el objetivo es capturar el flujo.
La creación artística ya no se trata del soporte fotográfico, sino del concepto de inmaterialidad en el lenguaje fotográfico. A diferencia del instante fotográfico que privilegiaba la capacidad técnica de hacer click en el momento justo, el flow de Emanuel Lavor dice más de captar lo que no se ve, las sensaciones, el éxtasis, el flow.
