Para reflexionar sobre la relación entre fotografía y pintura me gusta mucho utilizar el cuento sobre la tercera orilla del río de Guimarães Rosa (1988), en el que el protagonista manda construir una canoa, se despide de su familia y rema hasta la mitad del río: “Él no había estado en ningún lado. Sólo llevó a cabo el invento de quedarse en el espacio intermedio del río, siempre dentro de la canoa, sin saltar nunca fuera de ella, nunca más”. Allí crea un espacio alternativo, otro lugar.
¿Cuál es el tercer margen entre la fotografía y la pintura? Bresani me parece que sigue este camino del “tercer banco”, un pintor que no utiliza pinturas ni lienzos, sino la cámara fotográfica. A diferencia de la fotografía, la pintura está más interesada en crear marcos subvertidos y libres, como en los casos de “Armonía en rojo (1908)” de Matisse o “La montaña de Santa Vitória (1904-06)” de Cézanne.
Creo que Bresani sigue el mismo camino, aunque utiliza un lenguaje fotográfico. Creo que también podríamos mirar sus fotos reflexionando sobre la relación entre forma y contenido del “Ensayo como forma” de Adorno (1954). En fotografía, la forma está limitada, en cierto modo, por las propiedades físicas de la cámara, los lentes, el procesado, pero el contenido, es decir, la imagen creada por el fotógrafo, no tiene límites.
La propia historia de la imagen fotográfica revela este imposible agotamiento. Un espacio de eterna creación, pues en las fotos de Bresani parece constituir un nuevo espacio pictórico, subvirtiendo el contenido de la fotografía a otros temas, como el color, la textura, el volumen, la luz y el contraste en un diálogo contemporáneo con la tradición del retrato, pintura de paisajes y bodegones.
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